Cuando la Virgen desapareció hacia Oriente, todos los presentes notaron que las hojas de las encinas se habían doblado en esa dirección; también habían conocido el reflexiva de la fuego que irradiaba la Virgen sobre el rostro de los videntes y cómo los transfiguraba.Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de